El sábado 13 de noviembre se realizó en Tigre, provincia de Buenos Aires, una Jornada de Formación para Nuevos Dirigentes con el lema "Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad 2010-
Este encuentro se halla enmarcado en el trabajo realizado por
Eata Jornada estuvo atravesada por algunos conceptos que obraron de hilo conductor entre los expositores: desde diferentes lugares se planteó que los nuevos dirigentes tienen que generar acuerdos democráticos sobre determinadas cuestiones de la sociedad en las cuales hay que avanzar sí o sí, acuerdos que no son discutibles. Y que dentro de la nueva dirigencia hay más personas propensas a generar acuerdos que en las generaciones de viejos dirigentes. También se rescata que es fundamental una ideología. En palabras de Manrique: "la ideología, que podemos compartir o no, le da a las personas una identidad".
Dieron
Leandro Villalba quien compartió la historia del Equipo de Nuevos Dirigentes, los encuentros anteriores y resaltó la importancia de la presencia de los jóvenes en la política y "que para ellos el futuro es ahora".
Massa se centró en el diálogo más allá de la política partidaria e insistió en que este aspecto es lo más importante para las nuevas generaciones de dirigentes. Lo que viene es propiciar desde el Estado un consenso social sobre determinados temas: progreso, orden, inclusión, generación de igualdad, igualdad de oportunidades. "Éstos son los temas de la política", subrayó Massa. Afirmó que gobernar es asignar prioridades según las coyunturas y los contextos tanto locales como internacionales. El grado de previsibilidad hacia dentro de la sociedad y hacia los otros países va a estar dado por el núcleo de acuerdos y la capacidad de asignar el valor estratégico a algunos temas.
Monseñor Casaretto basó su exposición en:
1. La política en su dimensión de servicio, como una de las formas más altas de la caridad, el poder como servicio y
2. La política en su dimensión testimonial: un dirigente ante todo es un testigo. La dimensión servicial, por lo tanto, va acompañada de un estilo de vida del dirigente que refleja lo que a él lo mueve para el servicio; que haya coherencia en su vida.
3. Alumbrar todas las conductas desde la ética. Y en los momentos de prueba recurrir a los sacerdotes, que no tienen la función de hacer política, pero sí de acompañar a los políticos.